La sede canónica de la Cofradía de la Vera Cruz es la iglesia del mismo nombre. Es el único caso en la ciudad de Salamanca en que la cofradía es la propietaria de la iglesia donde radica su sede. La edificio actual es el resultado de diversos proyectos de construcción y reformas llevadas a cabo a lo largo de los siglos.
Desde su fundación en 1506, la cofradía se planteó la necesidad de contar con una iglesia propia que sirviera para el desarrollo de los cultos. Se cree que en el momento de la fundación existía una pequeña ermita románica de la que nada se sabe pero que, seguramente, se mantuvo hasta que la cofradía consiguió cierta estabilidad tanto económica como de miembros. Así pues, el 11 de marzo de 1567 se firma el acuerdo público entre la Junta de Gobierno y los canteros encargados de ejecutar el proyecto según las trazas de Rodrigo Gil de Hontañón.
Las obras se inician de inmediato y tras diversas vicisitudes, con diversos pleitos de por medio, se da por concluida en noviembre de 1571.
Casi habría de pasar un siglo hasta que se acometa una nueva obra de importancia, este vez para reparar los desperfectos motivados por el paso del tiempo. Así en 1669 se inicia la reforma de la práctica totalidad de la iglesia, incluyendo las cubiertas. Es importante señalar, que además de la iglesia, la cofradía se va haciendo con la propiedad de diversas edificaciones contiguas o cercanas a ella de las que también debe atender a su cuidado, lo que le obliga a estar metida en obras con mucha frecuencia. En momentos de estrecheces económicas, algunas partes de la iglesia estuvieron prácticamente en estado ruinoso. Las aportaciones de algunos cofrades permitían salir a duras penas del apuro. Pese a ello, las épocas de bonanza económica son aprovechadas para iniciar nuevos proyectos.
La iglesia tiene una sola nave de planta rectangular conformada por varios tramos de bóveda de cañón y un crucero que está cubierto de una cúpula semiesférica ciega levantada sobre pechinas. Al exterior dicha cúpula presenta planta rectangular.
La decoración de la iglesia, bóvedas y paramentos, así como las diversas hornacinas existentes, están decoradas con elementos decorativos barrocos de yeso.
Retablo mayor
El retablo mayor es uno de los elementos más llamativos dentro de todo el conjunto. Poco se sabe del retablo mayor anterior al actual, salvo los documentos que acreditan los autores de las obras en los primeros años del siglo XVII. Sin embargo el 28 de junio de 1619 se plantea el encargo de una imagen de la Virgen que presida el retablo mayor, surgiendo paralelamente la conveniencia de realizar uno nuevo que diera dignidad a la nueva talla. Se pone en marcha el proyecto de la Inmaculada Concepción que, después de diversas vicisitudes, llega a Salamanca en 1622. Se trabaja durante muchos años en buscar un proyecto que esté a la altura de la magnífica talla de Gregorio Fernández y no será hasta principios del siglo XVIII cuando se contrate definitivamente la erección del retablo mayor en cuyo centro destacará entronizada la Inmaculada.
A pesar que son diversos los especialistas que dirigen la autoría del proyecto a Joaquín de Churriguera, no hay constancia documental alguna que lo certifique. Los indicios que avalan dicha adjudicación se refieren a cuestiones de índole estilística, ya que en otras obras del mismo corte y estilo, sí está debidamente acreditada su autoría. La obra es contratada en 1709 y es realizada en años posteriores. No se tiene constancia de la fecha exacta de la terminación del retablo. Se sabe, a través de ciertos documentos, que el dorado y estofado de la madera del retablo se estaba realizando en los años 1727 - 1728 y que según consta en otro documento de 1747, el retablo estaba completamente terminado.
El retablo es fiel al adjetivo churrigueresco, por cuanto es uno de los más recargados de los existentes en Salamanca. Estructurado en tres calles, notablemente más ancha la central que las laterales, destaca su composición recargada de motivos vegetales y las dos columnas salomónicas colocadas en los laterales, ambos detalles muy propios del estilo barroco. En la parte superior se
encuentra coronado por el Triunfo de la Santa Cruz, obra del escultor José de Larra.
Representa una cruz victoriosa de la que Cristo ya ha sido descendido. Se encuentra volada
por dos ángeles mientras que otros seis, dos de mayor tamaño que el resto, portan los
instrumentos de la Pasión. Bajo esta representación, una gran hornacina que habitualmente
ocupa la imagen de la Inmaculada Concepción.
En las dos pequeñas hornacinas laterales se encuentran dos tallas de San Miguel Arcángel
pisando al demonio y San Juan Bautista señalando al cordero. Su atribución es bastante
discutida, pudiendo ser el primero de Alejandro Carnicero y el otro de Juan Alonso de
Villabrille y Ron.
La capilla de los Dolores
Anexa a la iglesia, junto al altar mayor, se abre en el lado del evangelio una pequeña capilla en la que se venera la imagen de la Virgen de los Dolores de Felipe del Corral. Destinada inicialmente a sacristía, el espacio se reforma en 1714 para dar culto a la nueva talla de Nuestra Señora de los Siete Dolores así como las insignias y enseres procesionales, todo ello costeado por Don José Calvo Tragacete y su esposa Doña Francisca de Mercadillo.
Tras diversas intervenciones realizadas a lo largo del tiempo, la capilla es en la actualidad un espacio barroco, de planta cuadrada, repleta de decoración con yeserías, destacando en todo el conjunto el camarín donde se venera la Dolorosa, realizado por las Escuelas Salesianas de Sarria (Barcelona) en 1924 y que fue costeado por Doña Gonzala Santana, benefactora que realizó diversas donaciones no solo a la Vera Cruz sino a otras iglesias de Salamanca.
Frontal del altar
El frontal de altar es una obra realizada al óleo sobre cristal con enmarcaciones de carey realizada a partir de 1724. Según consta en una nota extraía del Libro de Acuerdos de la cofradía del periodo 1721 a 1739, esta obra fue costeada por Don Manuel Francisco Pérez de Parada que a la sazón ostentaba el cargo de Mayordomo.
De geometría simétrica, el frontal del altar se compone de cuarenta y cuatro pinturas sobre cristal. La mitad de ellas dedicadas a distintas escenas de la vida de la Virgen María y de su hijo Jesús. En la otra mitad aparecen diversas representaciones alegóricas relacionadas con la Pasión de Cristo y con alusiones a diferentes textos bíblicos.
Las pinturas están influenciadas por las ilustraciones de modelos de pintura italiana de la época renacentista.En el centro de todo el conjunto se encuentra representada la Virgen Inmaculada, estando rodeada de las demás imágenes.
El exterior
Si bien el interior de la iglesia es un ejemplo del exceso decorativo propio de la época en la que se realiza, el exterior resulta de traza simple y humilde, aunque no por ello carente de vistosos elementos arquitectónicos.
Destaca en la portada, sobre la puerta principal, la escultura de la Inmaculada, obra de Sebastián Dávila, perteneciente a la época renacentista, así como como la espadaña, situada sobre un ventanal con hermosa reja de forja.
En el lienzo de la calle Sorias, resulta interesante el saliente que se apropia de parte del espacio de dicha calle cuya ocupación fue autorizada por el Consistorio salmantino en el año 1718 previa petición por parte de la cofradía que pretendía utilizar dicho terreno para construir la hornacina en la que se veneraría poco tiempo después la talla de la Virgen de los Dolores de Felipe del Corral. En dicho saliente puede apreciarse con claridad una decoración barroca que contrasta con el lienzo orientado al Campo de San Francisco, de estilo renacentista.
La capilla de la Vera Cruz fue declarada BIC (Bien de interés cultural) el 25 de marzo de 1983 (publicado en el B.O.E. de 27 de mayo de 1983).
Video de la visita guiada realizada por Francisco Morales Izquierdo.