Una de las joyas desconocidas de la iglesia de la Vera Cruz es una pequeña pieza de marfil que se encuentra mimetizada entre la exuberancia del retablo del altar mayor: la puerta del sagrario.
Se trata de una placa de marfil de una sola pieza de 18 x 11 cms. en la que está grabada en la parte visible, en altorrelieve, la escena de la crucifixión de Cristo.
El origen de la pieza se remonta, según se deduce de la mención hallada en la tabla que sirve de soporte a la placa, al año 1674, momento en que se produce la donación por parte de un tal Don Justo que fue alumno del Colegio Mayor del Salvador de Salamanca. A partir de ese momento la pieza de marfil inicia un periplo desconocido durante el que se intenta vender en tres ocasiones diferentes con la intención de salvar la penosa situación económica de la cofradía, si bien, ninguna de ellas fructificó y la tablilla siguió en poder de la cofradía..
A pesar de la larga trayectoria temporal, la puerta de marfil del sagrario de la iglesia solo lleva en esa ubicación desde 1987, habiéndose encontrado custodiada en diversos lugares hasta la fecha de su colocación en el lugar actual, donde puede ser contemplada por los visitantes.
El cuadro de marfil tiene tallada la escena de la crucifixión de Cristo en el momento en que, según relata el evangelio apócrifo de Nicodemo, el centurión Longinos, a caballo, atraviesa el costado derecho de Cristo con su lanza.
Aparecen a ambos lados los ladrones Dimas y Gestas y en la parte inferior derecha, de rodillas, María Magdalena y de pie María, Madre de Cristo y San Juan. Dos pequeños ángeles con sendas copas, recogen la sagrada sangre que mana de la heridas del Salvador y en la parte más alta, junto la inscripción INRI, el sol y la luna y en la más baja, la calavera y los huesos, que dan nombre al Gólgota.
Es especialmente llamativa la indumentaria de los personajes, que se adaptan a las costumbres de la época, especialmente la del soldado romano, que viste a la usanza de los soldados españoles de la época.
Pese a lo reducido de la superficie, el autor logra incluir todos los elementos que son habituales en las recreaciones de grabados de la época debidas al impresor flamenco Johan Sadeler que se distribuyeron a partir del siglo XVII, por toda la cristiandad.
Custodia procesional
En las ocasiones solemnes en que el Sagrado Sacramento procesiona, se utiliza una custodia procesional.
La actual, tras la pérdida de la atribuida a Sebastián Dávila, procede de la madrileña "Fábrica Meneses" y data de 1865, los primeros años de existencia de la citada empresa, pagándose por ella la cantidad de 498 reales. Es una custodia de tipo sol de corte clásico realizada en plata sobredorada, torneada, fundida y cincelada. La peana hexalobulada con contorno ondulado apoyado en tres pies calados decorados con motivos florales. El astil es de sección prismática con diversas decoraciones y presenta un nudo esférico aplastado cubierto con formas florales y puntas de diamante. El expositor presenta una moldura a modo de crestería formada por flores de lis. Todo el conjunto se rodea de rayos biselados y se corona con una cruz de extremos vegetales.
Cuando la custodia sale del templo se utiliza un pequeño baldaquino, portado por cuatro hermanos que se encargan de realizar el recorrido previsto.
Otros elementos
La cofradía ha ido atesorando a lo largo de su vida diversos elementos de orfebrería para ser utilizados en los cultos: Copones, cálices y patenas.