A lo largo de la existencia de la Cofradía de la Vera Cruz han sido diversos los movimientos habidos en el patrimonio pictórico expuesto en la iglesia, quedando en la actualidad una muestra de gran riqueza, pese a que se encuentra en un deficiente estado de conservación.

El juicio de Cristo

Es la pintura de mayor tamaño de las que se encuentran en la iglesia. Se trata de un cuadro pintado al óleo sobre lienzo y datada su realización en el siglo XVII por un autor desconocido. El cuadro se encuentra a los pies de la nave, en la parte alta, en el espacio del coro, lo que dificulta su contemplación por estar situado a gran altura.
La escena representada es una recreación del juicio de Cristo en el que aparecen diversos personajes sacados de los relatos evangélicos: Caifás y Pilato, así como otros que el autor incluye a modo de simbología como Simón el Leproso, José de Arimatea, Putifar, Josafat o Ptolomeo.
Los personajes que integran la escena se sitúan en un arco, dejando en la parte central las figuras principales, entre las que destaca la imagen de Cristo, pintado en posición sedente y más iluminado que el resto de personajes. Son escasos los rastros del maltrato sufrido antes de llegar al juicio.

El recinto en el que se desarrolla la escena recrea una estancia propia del siglo XVI-XVII tal y como indica el mobiliario y los elementos decorativos. Una ventana abierta nos ofrece una panorámica del exterior en la que aparece claramente definida la iglesia de San Pedro en Roma.

La Anunciación

Puede decirse que el cuadro de La Anunciación es la obra pictórica más importante de todas cuantas posee la cofradía de la Vera Cruz y que además presenta un estado de conservación no tan deteriorado como otros cuadros, si bien también sería necesario someterlo a una profunda restauración.
El titulo de la obra da una idea clara de la escena representada, el arcángel San Gabriel se aparece a la Virgen María para anunciarle que será ella la elegida para ser madre del Mesías. La iconografía de la escena se ciñe al esquema tradicional. El arcángel en un plano ligeramente más elevado que el de la Virgen María, rodeado de una corte de querubines entre nubes y con una fuente de luz a su espalda. La Virgen María se sitúa en un plano más terrenal, a la derecha del espectador en un entorno arquitectónico de arcadas que miran a un jardín, apareciendo el jarrón de azucenas como tradicional símbolo de la pureza de María. El Espíritu Santo remata la escena como otro elemento de luz, que llega suavizada al rincón de la Virgen.

El cuadro aparece por primera vez en un inventario de la Cofradía del año 1818, aunque por sus características de estilo y hechuras, con presuntas influencias del pintor italiano Luca Giordano, es datado por los especialistas en la segunda mitad del siglo XVII y de autoría desconocida.

San Jose, la Virgen y el Niño

El cuadro presenta un estado de deterioro tal que apenas si se vislumbra la escena representada en él. San José, la Virgen y el Niño aparecen en una escena familiar. La Virgen interactúa con el Niño, dormido entre sus rodillas, como si quisiera despertarlo. Detrás, San José contempla como espectador la escena acompañado de un Ángel a modo de testigo.
La autoría de la obra se desconoce y se data su realización a finales del siglo XVII o principios del XVIII.

Ecce Homo

Cuadro que representa la escena del Ecce Homo

La Oración en el Huerto

Cuadro que representa la escena de la Oración en el Huerto de los Olivos

Jesús con la Cruz a cuestas

Cuadro que representa la escena de Jesús con la Cruz a cuestas.