Santo Sepulcro

Ya en el año 1615, la Cofradía de la Vera Cruz estudia la conveniencia de encargar la hechura de un sepulcro que participe en la escenificación del Entierro de Nuestro Señor. Sin embargo no hay constancia documental clara sobre el momento de realización del sepulcro hasta que éste está acabado. Una inscripción en su interior declara "Este sepulcro dieron Lorenzo García y Iosepha de Aragón. Año de 1678"
Así pues, es esta fecha la que sirve de constatación exacta de la existencia del sepulcro, que ya aparece inventariado en 1679.
El sepulcro consta de una urna y su correspondiente tapa abatible mediante bisagras, ambas piezas acristaladas para permitir ver su interior. La urna es de planta trapezoidal y la tapa se conforma de pirámide truncada.
El sepulcro está realizado con madera de ébano con incrustaciones de concha. Adornan columnillas también de concha con capiteles y basas de plata.
El sepulcro desfila en dos ocasiones durante la Semana Santa salmantina, el Viernes Santo, con la imagen del Cristo de Nuestro Bien en su interior, visible a través de la estructura acristalada y la tapa cerrada. El Domingo de Resurrección, con la tapa abierta y vacío en su interior, junto con las Tres Marías y el Ángel anunciador.